jueves, 7 de julio de 2011

INTERVENCION DEL F.POLISARIO ANTE EL COMITÉ ESPECIAL DE LOS 24.

 

Sr. Presidente

Deseo antes que nada agradecerle a Usted y a los Miembros del Comité especial la oportunidad de estar hoy ante Ustedes en esta sesión.

No es necesario, Sr Presidente, abordar con detalle todas las fases del todavía frustrado proceso de descolonización del último territorio africano que figura en la lista del Comité especial. No obstante permítame hacer una breve reseña para situar este proceso en su contexto actual teniendo en cuanta el rol y la responsabilidad que incumben al Comité.

Mi país, el Sahara occidental, fue colonizado oficialmente por España en 1884 en el marco del reparto de África por las potencias europeas reunidas en la conferencia de Berlín. Como todos los pueblos africanos, el pueblo saharaui reivindicó y luchó por el logro del fin de esa situación colonial, primero por vías pacíficas en junio de 1970 y desde mayo de 1973 por la lucha armada dirigida por el F. Polisario. La ONU, la Organización para la Unidad Africana (hoy UA) y el Movimiento de Países No Alineados reafirmaron a lo largo de los años su pleno apoyo al derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación e independencia que debe ser ejercido por medio de un referéndum organizado y supervisado por la ONU. El tribunal Internacional de Justicia de la Haya en su célebre dictamen de 16 de octubre de 1975, se pronunció en este sentido, tras subrayar de manera inequívoca que el Sahara occidental ha sido siempre un territorio independiente sobre el cual ninguno de los países vecinos ha ejercido en el pasado soberanía territorial alguna. Es también en esos términos descolonizadores que se pronunció la Comisión de investigación enviada por este Comité al territorio en mayo de 1975.

Con estas bases y referencias, el camino a una descolonización normal y ordenada del Sahara occidental parecía pues allanado a mediados de los 70.

No obstante, la potencia administradora, España, abdicaría poco después de sus obligaciones y compromisos respecto a la descolonización del Sahara occidental, firmando un acuerdo secreto con nuestros dos vecinos, Marruecos y Mauritania, en virtud del cual, los dos países invadirían, ocuparían y se repartirían nuestro pueblo, nuestro territorio y sus riquezas naturales. Así fue concebido y firmado el Acuerdo Madrid de 14 de noviembre de 1975; un acuerdo ilegal que según la ONU, no ha puesto fin al proceso descolonizador. De hecho, lo ha agravado.

Nunca había ocurrido algo similar en los anales de la descolonización. Nuestro pueblo fue obligado así a luchar contra los nuevos colonizadores. Mauritania firmaría la paz el 5 de agosto de 1979 con el F. Polisario, tras reconocer que se había implicado en una “guerra injusta y fratricida”.

En septiembre de ese año, Marruecos, en lugar de participar en la dinámica de paz desencadenada por este acuerdo, extendería su ocupación militar a la parte del territorio evacuada por las fuerzas mauritanas. La Asamblea general toma conciencia de la gravedad de la situación y adopta la resolución 3437(1979) en la que denuncia vigorosamente lo que llamó ”cito,” extensión de la ocupación militar del Sahara Occidental por Marruecos a la parte del Territorio evacuado por Mauritania”.

En dicha resolución, reiterada en su integridad el año siguiente, la ONU demanda a Marruecos, cito, “poner término a su ocupación militar del territorio “ y le insta, cito “ a participar en la dinámica de paz y entablar negociaciones directas con el F. Polisario en tanto que representante legitimo del pueblo del Sahara occidental con vistas a lograr un cese del fuego y las modalidades de organización de un referéndum de autodeterminación “.

Fue tan solo, 12 años después, y tras 16 años de duros combates, cuando Marruecos responde a este llamamiento mediante su aceptación del Plan de arreglo elaborado por la ONU y la OUA en 1988 y endosado por el Consejo de seguridad en sus resoluciones 658 (1990) y 690 (1991).

El Consejo de seguridad autoriza el envío de una Misión al territorio, llamada MINURSO, con el explícito mandato de organizar el referéndum de autodeterminación suscrito por las dos partes beligerantes que permita al pueblo saharaui elegir, cito, “ entre la independencia y la integración en Marruecos”.

La MINURSO llegaría al Sahara occidental el 6 de septiembre de 1991, día de entrada en vigor del alto el fuego a fin de proceder a la celebración del referéndum en febrero del año siguiente, en conformidad con lo estipulado por el Plan de arreglo. La ONU no pudo sin embargo lograrlo ante la obstrucción de Marruecos porque temía que el referéndum desembocara en la independencia. En el año 2003, el por entonces Enviado personal del SG de la ONU, James Baker, elaboró, a instancias del Consejo de seguridad, un Plan de paz que preveía un referéndum de autodeterminación tras un periodo transitorio de 4 años. Las ideas básicas del mismo fueron más tarde utilizadas para el caso del sur de Sudan. El Consejo de seguridad endosó el Plan de paz de Baker. El Frente Polisario lo aceptó y aceptó cooperar para su aplicación, mas Marruecos lo rechazaría bajo pretextos insostenibles.

En una carta al SG de la ONU, del 24 de abril 2004, Marruecos dijo que la solución del referéndum reafirmada en el Plan Baker, le resultaba “inaceptable” porque , cito, “ponía en cuestión la soberanía de Marruecos sobre el Sahara occidental”, al que pasa a llamar ”provincia del sur”. Marruecos declaraba pues de forma unilateral su soberanía sobre un Territorio que para la ONU es no autónomo en espera de su descolonización. Nadie, ni este Comité, ni la ONU ni la Unión Africana le reconocen tal pretensión de soberanía sobre el Territorio saharaui ni siquiera la condición de Potencia administradora.

Hoy han pasado 20 años y el referéndum prometido por la ONU espera todavía por su celebración. Marruecos sobre la base de implicar a ciertas amistades dentro del Consejo, intenta desde 2007 vender la llamada propuesta de “autonomía en el marco de la soberanía de marruecos”, de la que seguramente habrán oído hablar los Miembros del Comité, como solución definitiva al conflicto.

Lo que propone Marruecos implica de antemano pedir al pueblo saharaui que renuncie a la opción de la independencia y aceptar integrarse en la potencia ocupante. No creo que sería difícil para los Miembros del Comité considerar que esta pseudo-solución constituye, por su significado, alcance e implicaciones directas, una grave denegación del verdadero sentido y alcance del principio de autodeterminación formulado por las Naciones Unidas en su resolución 1514 y definido con precisión en la resolución 1541.

Todos los esfuerzos realizados desde 1991 hasta los que viene realizando el nuevo Enviado personal del SG, Sr. Ross, no han logrado obtener de Marruecos la cooperación necesaria para culminar de manera transparente y honesta el proceso de descolonización del Sahara occidental. Acabamos de terminar el pasado 7 de junio 2011 la séptima ronda de negociaciones con Marruecos bajo los auspicios del Embajador Ross. La situación sigue estancada por las mismas razones.

Mientras tanto, Marruecos, interpretando correctamente la paralización de la ONU, actúa en el territorio como si la legalidad internacional, la Carta de la ONU y sus resoluciones no tuviesen mayor relevancia. Es por eso también que continua a la luz del día explotando ilegalmente los recursos naturales del Sahara occidental para apuntalar la estrategia de anexión. Es por eso también que la violación de los derechos humanos sigue su curso y todo ello, ante los ojos y oídos de una Misión de la ONU, la MINURSO.

¿Cuál es el rol del Comité especial en todo esto?

El Secretario general de la ONU, en su reciente informe sobre el Sahara occidental de abril 2011, indicaba al Consejo de seguridad en el párrafo 120 que “conocer la opinión del pueblo saharaui sobre su el futuro del territorio es el elemento esencial en la búsqueda de toda solución que quiere ser justa y duradera y que esta opinión no se ha expresado todavía de forma clara y convincente”. El Caso del Sahara occidental, Sr. Presidente, representaba la posibilidad de un éxito para la ONU en su obra descolonizadora.

En este contexto, el Comité asume una responsabilidad ineludible de cara a la descolonización de la última colonia africana inscrita en su agenda. Tiene en sus manos los mecanismos institucionales y legales, como la reanudación de sus vistas al territorio y el seguimiento estrecho del actual proceso negociador, para reimplicarse de manera más visible en el proceso. El pueblo saharaui, que proseguirá en su legítima lucha por la autodeterminación e independencia, les quiere hacer llegar su fe y confianza en la Comunidad internacional y en este Comité. Muchas gracias.

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